sábado, 21 de diciembre de 2013

El hilo de este afecto ya es tan delgado.

El hilo de este afecto ya es tan delgado,
se tejen buenos deseos, algo de dolor,
pero no una vida.
Yo te veo pero estás tan lejos que no te alcanzo.
Vertiginosa, tu huida (o mi huida)
nos inpone senderos imposibles de desandar.
Cómo se cansa el cariño de atravesar zarzas
escalar cerros, cruzar mares
remontar una térmica y ganar altura
o precipaitarse en un abismo,
todo por llegar a vos,
por llegar a mí.
¿Vale la pena?
Este hilo es tan delgado
que de recogerlo todos los días puede cortarse.
¿Cómo estamos hoy tan lejos?
Es cierto, yo he cambiado.
O mejor dicho he reconocido aquello que venía ocultando.
Soy más sincera, más auténtica.
Tengo dudas sí, pero ese no es el problema.
El problema es que vos no las tengas.
Tu seguridad en ciertas verdades
me abruma.
Me pesa como un ancla,
me hunde
impide que florezca mi ánimo descubridor
que pueda poner en duda tus verdades
o las mías.
Ni aún como un juego.
Es triste.
Yo conservaré en mi mano el hilo.
Cada vez más delgado.
Tal vez deba guardarlo con los otros recuerdos.

gadsy / malva gris.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Fin de calendario.

Estos son los días de los buenos augurios.
Somos más buenos
nuestros corazones más solidarios
nos acordamos de aquellos que siempre olvidamos
nos vestimos de buenos deseos
y miramos con desaprobación
(como siempre
pero ahora más)
a los destemplados
los confrontadores
que con o sin motivo
no dan tregua a sus reclamos.

Tregua se impone.
Tregua para pedir
pues muchos otros damos.
Mansedumbre pedimos.
Mansedumbre para aceptar
lo que nuestra generosidad
(pequeña, mediana, grande)
ofrezca.

Pero nunca es desinteresado.

Por la paz social.
Por la reconciliación.
Por la seguridad de nuestros bienes
y nuestros hijos.
Por una pausa feliz
para coronar de año feliz
miles infelices.

No. Nunca es desinteresado.

Para terminar el calendario
lavando algún pecado.
Para pagar otra cuota adelantada al paraíso.
Para que todos vean qué buenos somos
aunque no siempre lo hemos sido.
Para que vean qué solidarios podemos ser
una vez al año
o dos
o tres.

Pero que se entienda que no todos somos iguales.
Nosotros no somos descerebrados,
Razonamos.
Somos juiciosos.
Mesurados.
Hablamos bien.
Tenemos buen gusto.
Y somos el último reducto de los valores perdidos.
(¿Apostados? ¿Mal vendidos?)
Aunque jamás hayan existido
o no hayan sido tan buenos.

Brindamos sí,
y expresamos nuestros buenos deseos.
Paz, prosperidad, felicidad.
Somos cálidos.
Y tan emotivos.
Algunas lágrimas ardientes de sal y tibieza
se escurren sin remedio
henchido el corazón de buenos deseos.

Aún más si nuestro regalo
merece el agradecimiento entusiasta
de algún desprotegido
manso
que mansamente acepta
la asimétrica realidad
que refuerza el dar a veces y el siempre recibir.
No. Rebeldes no.

La bendita mansedumbre.
La bendita humildad.

La bondadosa generosidad.
La siempre alegre caridad.

Total...
Pasa pronto.
Sólo hasta que termine el calendario.


gadsy/malva gris.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Si yo algún día agonizo.

Si algún día agonizo sin remedio,
déjenme ir.
No me retengan con tubos y drogas,
infúndanme valor para vencer el miedo.
No me aten con oraciones y súplicas.
Salúdenme con afecto, sin ceremonias y empujen mi barca.

gadsy / malva gris.

Si yo pudiera.

Si yo pudiera cortar la cuerda
que antes vibraba sonora
y de tan rígida ahora es una daga
haciéndote girones,
por vos,
lo haría.

Si conociera la magia
que permitiera sorber tu hálito
y enviarlo al infinito como pájaros de hielo,
yo, por tus días pasados,
lo haría.

Ahora hay muchos lazos
reteniédote al castigo inmerecido
de ser ejemplo de fragilidad y dependencia.

Salvo por el miedo a la Muerte Redentora
(presente griego, el miedo,
que propicia tantos otros males),
nadie querría vivir más de la cuenta.


gadsy/malva

Derecho a morir, derecho a vivir.

Derecho a morir, derecho a vivir.
Tal vez sean el mismo derecho.
Tal vez por eso no podemos elegir cómo vivir,
ni cómo o cuándo morir.
Si la muerte es sólo el último instante de la vida.
No más que eso.
Como el nacimiento.
Son necesarios y convenientes para la vida.
Y a veces la muerte es una caricia
un consuelo
una mirada piadosa
un alivio al dolor.
La muerte postergada no.
La vida forzada
atada a medicinas y rituales
puede convertir las horas
en una agonía indigna de los días pasados.
Una muerte tardía transforma la vida.
La hace tortura,
la hace maldición.
La muerte puntual redime.
Redime de la lástima,
y del impiadoso maltrato de la ciencia.

¿Por qué negar la muerte?
Yo no lo entendía.
Alfonsina saludó dignamente a Horacio
quien rescató su derecho a conservar su vida íntegra.
Y ella también eligió preservar la suya.

El derecho a morir
también es derecho a haber vivido
días inmortales en la memoria sin agonías.
La agonía innecesaria.
Capricho apenas de una vana esperanza.

Yo confieso que he deseado a otros la muerte.
Y mi alma no se avergüenza.
Tal vez porque la imagino como una dama gentil
con su abanico de brisas sanadoras.

Confieso, sí, que he deseado a otros la muerte.
Y mi alma no se avergüenza.
Tal vez otras vidas acaso mejoraran
al caer un símbolo perpetrador
y quedara sepulto en la Historia.

Yo confieso que he deseado a otros la muerte
al ser testigo de agonías reales o imaginadas
fagocitándoles los días felices como un cáncer.

¿Acaso renegar de la muerte
no es sobrevalorar el aliento y el latido?
La vida no es sólo eso.
La vida se compone de días
con sus horas
con sus instantes gloriosos
y sus momentos de angustia.

Si igual morimos, cada día un día
desde que nacemos.

gadsy/malva gris.



domingo, 8 de diciembre de 2013

Qué historia te habrá hecho tan bella.

(A una mujer en particular entre muchas mujeres bellas, 
de esas embellecidas por la lucha y las ideas. 
Y en ella, a todas las que se han embellecido con la vida).

Qué historia te habrá hecho tan bella.
Qué historia de todas las posibles
qué sucesión de días
cada día con sus ideas
cada día con su acción
o su renuncia,
qué años
habrán gestado esa luz en los ojos
esa sonrisa áurica
que oculta el dolor o la tristeza.
Qué te hizo tan bella.
Es como imagino la paz.
Que igual que como la paz
tal vez está contenida,
cinchada,
temerosa de hacerse violencia.
No sé,
es como un velo,
esa belleza tan honda
que nace quién sabe en qué universo
y traspasa como un flecha
el tiempo infinito
el espacio inabarcable
y me hace bajar la cabeza.

gadsy / malva gris.



sábado, 7 de diciembre de 2013

Eran tres amigas.

Eran tres amigas, casi niñas, de risas mágicas.
De nada reían.
Reían de todo.
El arco iris eran.
Y el mundo les mostraba sus misterios
y ellas pensaban que podían abarcarlos.
Tres amigas eran.
Mis ojos queman hoy
la sal será,
el sol tal vez,
las nubes.

Porque arde, quema y no veo con nitidez.

Que la vida desigual las abarcó
y ellas no pudieron
como no puede nadie ni antes ni después que ellas.

Que la muerte las fue abarcando
hasta la última en algún momento de la Historia.

En algún momento las tres se habrán ido
o ya se fueron
(tal vez yo aún estoy
o tal vez también me he ido)
sus risas cascabel
al recuerdo
al olvido.


gadsy/malva gris