lunes, 30 de junio de 2014

Niño.

Niño aún, rebelde
escondido tras el enojo
enojo de escuela
de maestra, de recreo
de deberes y saludo a la bandera
pero la música te desgaja
te rasguña con caricias
descascara tus corazas
y descubre tu centro
niño aún, rebelde.


gadsy/malva gris

lunes, 16 de junio de 2014

Porque.

Porque yo no me he animado a cuestionar
no permitiré que vos cuestiones.
Porque yo he aceptado los caprichos de los otros
no dejaré que te rebeles.
Porque las reglas son las reglas
y son reglas para obedecerlas.
Porque no he querido
porque no he podido desobedecerlas
no aceptaré que las desobedezcas.
Si algo bueno resulta de tu desobediencia
no quiero enterarme
condenaré la falta
de la falta de obediencia.
Porque yo aprendí que la obediencia es orden
y el orden calma.
Porque me obligué a creer
que la calma y la paz no perturban el alma.
Porque mi alma se pierde si tu alma inquieta gana.
Porque también yo quería haber ganado
y acepté que no podía cambiar nada.
O no quise enterarme
o no quise arriesgarme a intentarlo.
Pondré el gesto más rancio
y no perderé la calma
jugaré mi última carta
ocultando flemática mi temor
minimizando tus intentos con desprecio
protestando mi indignación,
por esconder mi miedo.
Porque si tu oposición logra, facilita,
elimina una barrera.
¿qué haré yo con el tiempo perdido
con el trabajo regalado
con el esfuerzo excesivo
con el sacrificio?
¿Qué haré si descubro
que no sólo era innecesario
sino que era además abusivo
hasta irracional?
¡Mi obediencia,
mi ciego sometimiento,
mi incuestionable cumplimiento
puesta en tela de juicio
fuera de toda lógica!
Qué haré si al final de cuentas
la rebeldía de los otros
destruye la cima
que había ganado escalando una vida.
O que haré si no la alcancé
y perdí entre tanto tantas cosas...
Y para nada.
El precio que pagué
lo cobraré en los otros.
Que otros sufran lo que he sufrido
que tampoco los otros lleguen
o lleguen con mi mismo sacrificio.
Lo que he aceptado
que no lo caduquen otros.
Porque si no es así
como me explicaré a mí misma el tiempo perdido
las ilusiones rotas.
Cómo haré para justificar el no haberme negado
si al final de cuentas
terminó siendo que los límites no eran tan sagrados.
¿Dónde está el castigo ejemplificador?
¿Dónde está la represalia exagerada?
Se deshace el imperio 
Que nadie derrumbe mi molino de viento
no vaya a ser cosa que me quede sin mi epopeya
y descubra que mi historia
había resultado ser tan poca cosa.

gadsy / malva gris

Hoy la calle.

Hoy la calle me devolvía a mí misma.
Yo miraba y ella me veía.
Me veía -digo- en mí, viéndola.
Y así veía los deportistas cotidianos
en zapatillas, corriendo o caminando.
Veía a los vendedores ambulantes
con sus pequeños objetos a cuestas
ofreciéndolos cansinos, rutinarios.
Veía gente fundida a los circuitos
de sus celulares
derramando en las redes de la tecnología
pequeñas migas de sí mismos.
Y otros verán tal vez sus esquirlas
como si fueran personas enteras
cuando apenas son secuelas
de seres disgregados,
disueltos.
Pero yo los veía
absorbidos por los voltajes imperceptibles
de sus pequeños engaños electrónicos
y veía a los deportistas
tal vez escuchando cantos o noticias
y veía a los vendedores ambulantes
estudiando las miradas de los conductores
detenidos en las luces rojas.
Veía a los niños apurando el paso
casi arrastrados por una madre o una abuela.
Veía a los fruteros acomodando esferas multicolores
turgentes de jugos y azúcares.
Veía las colas en las fábricas de pasta
y en las panaderías
por ser domingo y día del padre.
Y veía los árboles con sus escasas hojas
en susurros nerviosos
entre brisas casi heladas.
Y veía (cómo no verlos)
los arroyos de bestias de metal
rugientes
envenenando el aire.
La gente digerida en tropeles mecánicos
irracionales
descerebrados en sus torpes insectos gigantes.
Y veía los muros y las puertas
la alfombra de concreto con sus cuadrículas,
veía las pústulas de las torres
creciendo sin pausa
infectando ciudades
privándonos del cielo.
Yo veía todo eso y me veía a mí misma observando
más que curiosa: intrigada.
Y pensaba:
no estoy viendo a quien me ve mirando
e imaginando que tal vez estoy perdida
en algún pensamiento ajeno a todo esto.
No estoy viendo a quien me ve
digerida por mi bestia de metal
que rueda en la manada de fieras de hierro.
Observándome a mí entre otros, 
tal vez creyéndose el único consciente
de la naturaleza
que ahora también carga con nuestros ingenios malolientes.
Y pensaba:
no quiero irme del mundo
sin haber sido testigo de toda la vida
que el azar me pone delante
su bullente fluir incansable
en la sangre
la voz
la savia
las cintas de asfalto
los escapes rellenos de ruido y fuego
el movimiento.
Este balcón de mi mirada
esta ventana
no es mi único lugar.
También es la calle,
transitarla
caminar sobre las hojas crujientes
responder la mirada del vendedor
esquivar un niño volando de la mano
ser consumida en los venenos de nuestras obras
evitar que un edificio me levante por el aire
o que un muro me tape el sol o la luna para siempre
o una puerta me deje afuera
y ser el espectáculo, así, de otro testigo.

gadsy / malva gris

sábado, 14 de junio de 2014

Instrucciones para un poema sin musa.

Sentarse en diagonal a una ventana.
Esperar a que caiga una pluma
mejor si es de un ave gris.
Si hay tormenta
exponer la piel al rugido del viento
o del trueno.
Con la pluma bien afilada
abrir el pecho en dos.
Rociar con abundante melancolía.
Si se desea un poema fogoso
reemplazar la melancolía por Historia
que es siempre más combustible.
Encender frotando contradicciones
con insistencia.
Esperar a que se incendien las arterias
y la sangre se haga lava y peces de oro.
No comenzar antes de que los ojos ardan.
Entonces ocurrirá.
Los poros de toda la piel sangrarán palabras.
Recogerlas cuidadosamente
y pegarlas una a una en una hoja maltrecha.

gadsy / malva gris.

jueves, 12 de junio de 2014

Aquí.

Aquí
en medio de la extraña certidumbre del azar,
aquí en medio,
perdida
o aquí afuera
observando,
encontrada,
aquí digo,
en el centro de nada
en la periferia de todo,
desde este punto singular
acabo de crear un vértice,
el de mi punto de vista.
Fugaz.
Pronto los avatares del día
harán un leve sismo en mi sistema de referencia
perderé el centro
me saldré simultáneamente de la periferia
dual
en constante y equilibrada contradicción
simultáneamente en y fuera
como las desdichadas mascotas de Schrödinger
que podrían estar muertas y vivas
y que sólo una mirada cualquiera podría definir su destino.
Así aquí
o en cualquier otro sitio
un punto de vista lábil
cambiante
veleidoso
se desvanecerá como todas las otras cosas.
¿Acaso mi palabra tiene algún valor
mayor que la de las otras palabras que pronuncie cualquiera?
Una palabra podría ser muchas palabras
y no podría,
sino es,
o mejor son.
Muertas y vivas simultáneamente.
Adentro y afuera
en el centro y la perfieria.
Sólo un instante de conciencia le da su pincelada de referencia.
Y nunca más que eso.

gadsy / malva gris.

Nota: a veces me pregunto por qué cosas tan nimias, disparan semejantes disparates, que son certezas pero indescriptibles y así como se presentan, desaparecen... ¿sin rastro?

miércoles, 11 de junio de 2014

Instrucciones para dormir.

Cerrar los ojos.
Dibujar un laberinto
con un lápiz blanco
en un papel blanco.
Perderse.
Esperar a que llueva.
Cuando el papel se deshaga,
despertar.

gadsy / malva gris.

Leve melancolía.

Leve melancolía
me raspa el pecho
me late la garganta
me salpica los ojos.
Un piel encima de la piel
arde un poco
y presiona el cuello
retiene la lengua
y me tiene maniatada.
La quietud
me ha robado el cuerpo.
Una leve melancolía
que cesará cuando el sueño me lleve
y me haga saltar en una ronda
de medios recuerdos
y fantasías erráticas.
Seguramente, a la mañana
después de mirar las flores
de calentar el agua
de mirar el cielo
de la melancolía no quede nada.

gadsy / malva gris

martes, 10 de junio de 2014

La luna hoy tan luminosa.

La luna hoy tan luminosa
en el techo del universo detenida
no deja descansar al día.
No enciendas las luces.
La escalera no puede esconder sus escalones.
No tropezarás.
Su luz es más blanca que la leche
y más fría que el hielo.
Los pájaros no bordan el aire quieto
y no sé si duermen
o si, desconcertados, simplemente esperan.
Es que la luna hoy está tan tercamente blanca
tan caprichosa e intensa
que pareciera que no va inclinarse nunca
y vigilante se yergue en el cénit
sorda permanece en su quietud de cúspide.
Parece un juez
mirando implacable
los hechos
las evidencias:
aquí ha transcurrido el día con su bullicio,
aquí está ocurriendo un descanso expectante
un sueño que sospecha alguna singularidad.
El silencio es un muro de concreto
una represa
que sostiene contenidos los sonidos de la avenida
siempre rugiente y hoy, muda.
Ni un perro ladra.
Ningún murciélago sobrevuela las escasas galerías.
Ninguna ráfaga de otoño
ha batido las hojas amarillas.
Nada ni nadie se ha atrevido a desafiarla.
Es que la luna hoy tan luminosa
nos ha tomado por sorpresa.
Algo esperamos tal vez,
su voz sentenciosa,
una marejada
una tormenta de viento
un desnudar de árboles prepotente
un desmayo de plumas de palomas
cualquier señal que provenga inequívoca
de la luna
hoy, tan luminosa,
que da miedo.

gadsy / malva gris



sábado, 7 de junio de 2014

Distraídos.

Estábamos distraídos.
Como tantas otras veces.
Sí, pensábamos en otras cosas.
En fiestas, en estrenos, en aniversarios.
En nacimientos y funerales.
Privados.
Públicos.
En ocasiones, también,
en los actos patrios,
los disfraces, los libretos.
En ceremonias y discursos.
En graduaciones y reconocimientos.
En asunciones y golpes de estado,
en elecciones
en campañas
en piquetes y en saqueos.
Otras veces en los campeonatos,
las ligas,
las copas mundiales,
los olimpiadas,
las carreras.
Y cómo podían faltar
las innúmeras loterías
y otros azares.
Alguna guerra tal vez,
algún escandalete
de una o más vedettes,
animadores,
actrices y actores,
deportistas.
Artistas.
Cada tanto un político o un juez
(que vendría a ser lo mismo)
que acusa,
que es amenazado,
que es descubierto,
que es cuestionado,
que es comprado
o vendido
que es ejemplo
o vergüenza.
Qué sé yo.
Distraídos.
Con algún premio Nobel
o algún Oscar
los Martín Fierros
los Globos de Oro
los Emy
los Grammy
vaya a saber cuántos otros festivales.
Y los tres tenores
Y las bandas que se separan y se juntan.
Y los directores de orquesta
o los prodigios de todo tipo.
Y los accidentes y los atentados
incendios, choques, caídas, explosiones,
derrumbes, terremotos,
aludes, tempestades, maremotos.
Siempre tristes
siempre dolorosos
desgarradores.
Ver los ojos incrédulos,
los gritos
la bronca
y todas las otras emociones que arrancan
a tajadas los recuerdos
de los que quedan.
Pero distraídos igualmente.
Estábamos distraídos.
Como tantas otras veces.
Porque las muertes silenciosas
no ocurrirían si no estuviéramos tan distraídos.
Yo misma ahora,
enumerando inumerables distracciones
nos distraigo
sin escuchar sus voces.

gadsy/malva gris