martes, 20 de octubre de 2015

La vida como el mar.

La vida como el mar,
impertinente, abofetea el aire
y me ata los pies sin cuerdas.
Me disciplina alejándome el piso
no estoy en el aire,
no estoy en la tierra.
Me ahoga con sus olas enfurecidas
su vértigo de aparecer y desaparecer
en lenguas verticales
latigarme y sumergirme
en sus pesadas sábanas.
Sofocarme con una equívoca caricia.
Sus olas
el peso del mundo tienen
y me roban y me devuelven
para golpearme y arrojarme
a un sinfín de rodar sin pausas.
Así me trata a veces.
No sé si alegrarme o ponerme triste.
No sé si estoy feliz o desdichada.
No llego a reponerme
tan vertiginosa es
tan déspota
me arrastra
me levanta en el aire salado
y me suelta
arrastrando la espuma y la burbuja
y apenas asomo
intento una bocanada
y otra ola me golpea
y me arroja de lado
de frente
de espalda
nuevamente.
No, no hago pie.
No llego a ninguna orilla.
De cerca las rocas me amenazan
como puñales acechantes.
A veces me abren el pecho
y dejan mi corazón lacerado.
Es la luna.
El viento es.
Resistir hasta que cambie el clima
y nadar quedamente
a la arena tibia.


gadsy/malvagris