jueves, 10 de diciembre de 2009

Aún camino por el mundo.


Aún camino por el mundo,
entre la gente,
entre los árboles y los pájaros confiados
y me sorprendo de seguir andando
si llevo el pecho apuñalado
y los brazos y la cabeza tajeados
tan impunemente.

Un contrapunto de sombras y de luces,
un sonido,
el crepitar de las hojas,
el susurro del viento en los sauces,
o del pasto temeroso,
el malón de autos rugientes
impacientes de luz verde,
todo esto me transita,
me taladra, me tajea, me despedaza.

Y quedo hecha toda arena
y me desgrano desangrada
conmovida a la espera
de otro puntazo,
esperanzadamente, el de gracia.

Y las mañanas y las tardes y las noches,
y los mediodías estridentes,
y las tormentas
o las noches prematuras en pleno día,
el olor de la lluvia,
o las hierbas.
El aleteo del pájaro,
o su gorjeo.
Todo eso me hiere.

Igualmente algo late dentro mío,
y más fuerte aún cuanto más herido.

Los rostros tibios de los niños,
su sorpresa y su risa,
sus vocecitas de piel de durazno
y su talle de brote tierno
todo eso me apuñala.

La música y sus contrastes
su hipnotismo previsible
o sus sorpresivos caprichos,
sus melodías sibilantes
o su agresividad rugosa,
las voces cerrando o abriendo universos,
rebotando ecos en mi cabeza,
todo eso me atraviesa.

Las nubes y sus mensajes,
sus colores, blancos, grises,
aduranznados,
y su manto turquesa a veces,
me abre la piel en jirones.

Los truenos,
los ataques sin motivo de los rayos,
el sol fulgurando columnas de luz por entre las nubes,
los pájaros nerviosos
antes de la lluvia,
los charcos remedando edificios.
Todo eso me acuchilla.

Un color o su ausencia.
Líneas como saetas
separando texturas tectónicas,
fingiendo distancias,
creando una trama.
Un canto perdido
de pájaro, grillo o rana.
Todo eso me traspasa.

Los cuerpos de la danza
dibujando argumentos o caprichos
atando el espacio
o liberando rincones en el aire,
despegándose de un muro
sin color ni forma ni sustancia,
montando pegasos invisibles
de andar tercamente oblicuos.
Metamorfoseándose en peonzas implacables.
Todo eso me despedaza.

Las palabras y las ideas
irrefrenables,
persistentes o mutantes
confluyendo o bifurcándose
como serpientes promiscuas,
y sus evocaciones,
transformadas, certeras o ambiguas,
provocativas, perversas, insidiosas
intencionadamente penetrantes,
desatan sinapsis hirvientes
como vórtices inevitables.
Todo eso me cuartea.

Malva Gris / gadsy

Diciembre - 2009
De "Poemas erráticos"

No hay comentarios:

Publicar un comentario