viernes, 31 de mayo de 2013

Si uno lo deja.

Si uno lo deja,
el mundo muestra sus matices más caprichosos.
Si uno acepta el azar
el azar te regala destellos irreales
los reflejos de los milagros
la fuerza atropellada y esquiva
de lo imposible.
Entonces las palabras son torrentes de sentidos contrapuestos
y las sonrisas se escapan
de rostros cuyas cabezas están preocupadas,
y los ceños se repliegan
sobre sonrisas de auténtica alegría.
Contradicciones.
Porque si uno lo deja
el mundo se divierte en sus enloquecidos vaivenes,
su autismo
su esquizofrenia
y no puede evitar dejar ver
aquello que se empeña en ocultar.
Qué hermoso resulta ese desorden negado
entonces,
indomable
de esfuerzos vanos,
ese instante apenas
de transcurrires y ocurrencias fugaces
descontrolados
que serán prolijamente justificados luego
para explicar lo inexplicable.
Si uno lo deja
el mundo y sus realidades se muestran tal cual son
perversa y beatíficamente mágicos
a la vez.
Esfuerzos intencionales
con resultados inversos
e interpretaciones falaces.
Entonces
divertida
agradecida y cómplice percibo una humorada
y me parece que es una gracia
un error
un milagro
estar observando todo desde fuera.

gadsy / malva gris.

lunes, 27 de mayo de 2013

Ciertas lecturas.

Ciertas lecturas deben transcurrir letra por letra.
No puede soportar mi pecho tanto dolor.
Leo guerra y veo espanto.
Y veo espanto por horas y me hierven lo ojos
y la pestilencia del aliento de esa palabra
carcome mi corazón.
Y duele,
duele tanto.
No puedo leer ciertas historias
que hablan de la desgracia como un huracán
cayendo desprevenidamente sobre los mansos
arrancándolos de la realidad
y repartiéndolos en mil pesadillas
de las que no podrán huir jamás.
Ciertas lecturas
debo hacerlas de reojo.
No puedo leer ciertas cosas de frente.
Me lastiman el ceño
y me envenenan la herida.
Todo ese dolor me corroe las venas
los párpados, los labios temblorosos.
Y no puedo evitar llorar.
No puedo evitar quebrarme
en miríada de cristales
lanzas
como una bomba de fragmentación
de hielo
de grito
de fuego.
Ciertas lecturas
deben ser concluidas como un ritual,
propiciado algo que no alcanzo a entender.
Ciertas lecturas
resultan serpentinas de letras que se yerguen como dagas
acuchillando enloquecidas mi cráneo desde dentro.
No alcanzo a entender
las cifras de la muerte
del dolor
de la miseria.
Y yo quisiera abrirme el pecho
y vaciarme toda
y arrancar todo esto que duele
y envenena
y que no hay forma de purgar
resurgiendo siempre
como un volcán
como un géiser
inesperado.

gadsy /  malva gris.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Recién leía.

Recién leía los poemas inspirados del amor.
De otros leía.
A mí en cambio
me brotan letras
desde la tempestad de mi alma
como un intento
inútil
de arrancarme del pecho
ese destino de volcán
de geíser.
Mas no el amor.

Me brotan letras
cuando el sol
esforzándose industrioso
replica los días de sus testigos.

Mas no el amor.


Me inspira la luna
con sus maldiciones
y sus joyas.
Me inspira la primavera
que reinicia el ciclo de la vida
y me inspira el otoño
quedamente resignándose en sus oros.
Mas no el amor.

Me brota resentimiento
(también)
mirando las raíces de la Historia
los acasos del presente
las excusas de la sucesión de días perversos.

Mas no el amor.

Me laten palabras
las calles, los muros, 
los pasos, los vuelos, 
los reflejos
las brisas.
La conciencia
la inconciencia 
y el tiempo.
Mas no el amor.


O sí, pero otro.

gadsy / malva gris.

Un paso.


Un paso,
detrás el otro cortando el aire.
Pertinaz avanza
quebrando el tiempo a lo largo.
Sibilante navaja,
tajada de viento.
Se apoya el pie
pesadamente cruje
la suela sobre la tierra
la tierra sobre su centro.
La vibración se pierde
insonora ya entre tanto ruido.
Alrededor los autos
en sus fundas metálicas
bestias mecánicas
rugen devorando
metros y segundos.
Alrededor las multitudes
con su rumor de mar y trueno.
Alrededor las aves y los perros
lanzando al aire sus sonetos
pródigos e incomprensibles.
Y el paso perdido
como tantos otros
sin conciencia del camino.
Yo llevo mis pies acompasadamente:
uno a la vez,
transitando una línea
que une este momento a algún destino.
Yo a sabiendas los conduzco
y tampoco soy conciente del camino. 
Y el camino es testigo
pero no sabe de mis pasos
ni de los otros pasos, 
de otros,
de perros, gatos o pájaros.
No sabe de ruedas ni de guijarros.
Sólo recibe las voces
aisladas de cada paso
un contrapunto vago
difuso
trivial.
Tampoco sabe si es camino
o una ocasional trilla solitaria.
Nimia conciencia
escasa en los avatares de las personas, 
los animales y las cosas.
Hasta nuestras más meditadas intenciones
ocurren porque sí
tan poco hilvanadas están
al transcurso del concierto de los hechos.
Tan ajenos somos a su estrategia
apenas ingrediente circunstancial, 
no artífice.
Algo arrogantes y bastante necios.
Ni aún nuestros planes más ambiciosos
contemplan la multitud
divergente de las invisibles ocurrencias.
Apenas un paso, 
y otro 
y otro más detrás de aquel.
Y un día detenerse
y no más que la memoria de unos pocos
en la historia fugaz de una roca en el espacio.

gadsy / malva gris.

lunes, 13 de mayo de 2013

Redención.

La realidad me perturba
sacude la comodidad de la autocomplacencia
y te necesito real
no me sirve configurarte en la teoría.
Quiero que te hagas presente
pese a toda resistencia
toda negación
que emerjas del caos
del desorden injustificado incluso
y adivinarte por fin en el sol de las hendijas.
Me desespera pensarte en algún futuro
no quiero que quedes impresa en la utopía.
Inútiles las horas son, 
que no te traen 
a redimirme de los inútiles trabajos, 
de los fingimientos
de correr tras un progreso en el que no creo
más que como un juego
aunque demasiado caro y peligroso.
Me juego el alma en esto.
Condenada estaré 
si tu mano no me alza antes de mi muerte.
Quiero ver tu rostro en los rostros 
de quienes transitan su libertad hecha a medida.
Quiero ver tu belleza en la belleza
ya sin los patrones consagrados
de los cánones arbitrarios de unos pocos.
Necesito que me redimas
que rompas los grilletes de esta simulada realidad opresiva.
Tu redención quiero.
La luz de las realidades negadas de la Historia.
En la abundancia quiero adivinarte
pródiga.
Y deshacerme de estas cosas
que debo conservar por si acaso las necesito.
Librarme de esta obediencia inconsecuente
a normas absurdas sin ningún destino.
Laberintos son.
Que nos distraen de la verdadera meta.
No necesito todo esto.
Nadie lo necesita.
Engaños de los fantasmas
creados para controlarnos.
Títere soy.
Cortá mis cuerdas.
Caballo de tiro soy
arrastrando el peso de la Historia.
Cortá mis riendas.
Miro a mi alrededor y veo muros.
Puertas y llaves veo.
Objetos que me distraen de la vida.
Que me alejan de la fiesta de la vida.
Que me dejan fuera.
Obstáculos, barreras tropiezo.
Fronteras.
Preguntas, inquisiciones evado.
Rendiciones de cuentas.
Pero cómo te harás presente si no te traigo.
La anarquía que late en mis entrañas
no alcanza a iluminarme
ni aun siquiera a hacerse grito.
Esa anarquía que grita en mis venas
como un virus triunfador
no se materializa en la aurora triunfante.
Muda quedo.
E inmóvil.
Impotente y jadeante, 
abstinente.
Enferma y temblorosa.
Implorante.
Impaciente.
La piel se me abre
en poros ardientes
rezumantes de fuego
en diamantes que me abren el pecho y los brazos en jirones
y me sumergen en sueños dispersos.
Cómo te quedarás conmigo, 
alborada tibia,
si no te impongo.
Y sin embargo sé que así tampoco sirve.
Te perderemos tal vez, 
como la arena seca se escurre del puño sin remedio
cuanto más nos empeñamos en retenerla. 
Te perderemos, sí, 
todos aquellos que esperamos tu agitación
tu nuevo vórtice
tu caleidoscopio de paces distintas.
Tu variedad infinita.
Tampoco quiero dejar de rogarte
de invocarte
en la anárquica emoción
que me latiga.
Yo sé que no habrá redención 
con sólo vislumbrarte
si no podés quedarte
e iluminarnos hasta el último día.

gadsy / malva gris.

Yo, maldita.

Invitados alquien dijo.
Pero las invitaciones pueden no aceptarse.
Y yo no puedo.
Yo no hubiera elegido,
cobarde como soy,
la obsesión de una llama
en medio de la asfixia.
No he podido evitarla.
No he sabido evitarla.
Como la maldición de ciertas lunas,
que me arrastran
al veneno lujurioso de su sudor de nácar,
que no puedo ni quiero resistir,
igual, del mismo modo,
me contamina
me inventa utópica
me desgarra pensarla en un futuro inaccesible
la llave fuera de mi alcance
sin remedio.
Mi sangre infecta
no quiere evitarla
y mi voluntad reniega de los abismos
que me alejan de mi prolijo mundo
vertiginosamente.

Invitados alguien dijo.
Pero yo siento la cabeza revuelta de tormentas
cuando veo
cuando escucho
cuando tropiezo
con las mentiras de una Historia cómplice de la infamia.
No hay paz en mi pensamiento.
No tengo respuestas.
No sé el camino ni la meta.

¿Invitada yo?
¿Con mi lastre de cobardías y renuncias?

Contaminada.
Enferma de atropellos
que se acumulan por generaciones de todos los siglos
prospero.

Consiento en que te he buscado.
Reconozco que podría haberme distraído
y he querido (aun así) sumergirme en tus caminos.
Sin remedio.
Perdida en los suburbios negados
de la razón.

Consiento en que te he perseguido.
Sé que podría ignorar mi vocación de abismo.
Pero no puedo dejar de ver
fuera de mí la realidad
y dentro de mí un ideal fortuito.

Estoy enferma,
la sangre perturbada
la cabeza tempestuosa
el espíritu contenido.

Consiento en que te he negado tantos años
y te busco
esperando que traigas la calma
a mi espíritu afiebrado.
Pero yo sé que no habrá calma.

Consiento en que me desespera esperarte
que busco cómplice
quien te haga realidad
por mí
mientras me refugio en mis temores
a salvo de las miradas condenatorias.

Consiento en que te niego a medias.
Consiento en que te afirmo a medias.

Invitados otros tal vez.
Yo, maldita.

gadsy / malva gris.

Confieso que siento que mis brazos caen

Confieso que siento que mis brazos caen
inertes
a los lados,
la cabeza
vencida
rendida
hacia adelante,
el corazón comprimido
en la carcasa de costillas como dagas
como garras,
el aire ácido
corroyendo mis pulmones,
sí,
eso,
cuando noto la sucesión de abismos
entre los lugares comunes
del cinismo pretendidamente involuntario
(que late en los argumentos
de los ilustrados,
del buen pensar,
de los civilizados)
y el fundamento radical
que al final de la cadena diverge
sin remedio.

Y me rindo.

Porque no tengo la inspiración
de decir en pocas palabras
lo que esos abismos disfrazan tramposos.
Y no sé crear los artificios
que inspiren las imágenes
que muestren de soslayo
como un fugaz reflejo
como una señal cómplice
el motivo
la explicación
la causa
que invite a sumergirse en esos abismos.

Me retiro.
Como un perro apaleado
bajo la tormenta
me retiro.

Para qué tantas palabras
si no sé cómo desbrozar
el absurdo
la falacia.

En un mundo de lemas impactantes
de juegos de palabras admirables
de efectos especiales
nadie escucha los prolongados argumentos
que sepultó la historia.

Nadie quiere saber
de aquello que diligentemente ha negado.
Nadie quiere enterarse
de la complicidad de su inacción.
Nadie quiere reconocer
la responsabilidad de no haber evitado antes
los avances del abuso.

En una era en donde queda bien decir
bonitos dichos
o engaños ingeniosos
ironías mal construidas pero certeras
al apuntar al centro de la indignación inducida,
¿quién va a atender a explicaciones prolongadas?
Ningún argumento será escuchado.

Y eso solo alcanzará para ignorarlo con la anuencia del buen pensar
de los ilustrados
de los civilizados.
Mejor no enterarse.
Mejor confiar en la Justicia,
mejor confiar en los guardianes
que premiarán a los corderos
y castigarán a los lobos
en la Verdad que siempre se impone
en las urnas
en los discursos tranquilizadores
en la moralina cuidadosamente redactada.
Mejor enojarse cuando alguien cada tanto dé permiso,
cuando alguien gire la llave
y abra la válvula mal escondida
de los vapores comprimidos de algunos privilegios.
Ahí integraremos el coro de indignados
entonando las iras diseñadas por otros
para que las hagamos propias
y luego
ir callando de a poco
y avanzar los próximos días
pretendiéndonos ignorantes
hasta el próximo permiso.


gadsy / malva gris

domingo, 12 de mayo de 2013

Negro, verde, azul, blanco.

Verde que te quiero negro que te quiero azul que te quiero blanco.
Allí iré con mi cedín en mano
a comprar mi propiedad
otra más.
Cedines para acumular.
De la nada eran verdes, eran azules y ahora blancos.
De la nada digo.
No ilegales no.
No narcotráfico no.
No trata de personas no.
No fábricas clandestinas no.
No trabajo esclavo no.
No abuso de menores no.
De la nada digo.
Eran negros y luego verdes, luego azules, ahora blancos.
Con mi cedin en mano
compraré otra propiedad
otra más
un casa
un hotel
un terreno
un campo.
Y seguiré creando más riqueza de la nada 
de la nada digo
no de la estafa no
no de las armas no
no de las coimas no
no pornografía infantia no
no tráfico de órganos no
no turismo sexual no.
De la nada digo
surgieron negros se tiñeron verdes, se pusieron azules y ahora son blancos.
Qué fiesta de colores tan hermosos.
Cedin en mano
comisión a un banco, a otro, 
diferencias de cambio.
Qué importa si del negro ahora son verdes, azules, blancos.


gadsy / malva gris.

El sol.

Desde una hendija ajustada
por entre el concreto y los caños
tanques, paredes, techos,
se escurrió nuevamente unos minutos
el sol.
Sé que algo quiso decirme,
vino a buscarme
y la violencia de su luz
como estallando silenciosamente
en su lenguaje
eternamente incomprendido algo dijo
el sol.
Yo sé que siempre ha buscado contarme
algo que ignoraré cabalmente cada día
condenados como estamos a descender
en nuestro tránsito celeste.
Apenas unos instantes estamos frente a frente.
Su silencio es elocuente
sus rayos son un lenguaje
que limitada, no comprendo,
siento que grita cada vez más
en la medida que descendemos
hasta que agotado
baja el tono y finalmente calla
para volver a intentarlo mañana.
Nuestra ilusión es de ascenso entonces
nuestra ilusión es que en el ocaso
desciende
al ensangrentado sueño
el sol.
Pero condenados estamos
a transitar el riel invisible
que la Física nos impone.
Millones de nosotros
miles de millones
cientos de miles de millones
descendemos primero
para elevarnos ilusioriamente luego
ante algún ocaso.


gadsy / malva gris

sábado, 11 de mayo de 2013

Anfitriones.

Después de muchos días de preguntarme
por mis ideas
preguntarme nomás
por qué son ellas y no otras
las que prosperan
inmaterialmente
poseyéndome ruines,
me han dejado una respuesta.
Anfitriones somos.
Como casas tomadas.
Ellas nos eligen y se adueñan.
De nuestras emociones
de nuestros actos
nos conducen
nos arrastran
nos paralizan
nos cercenan
o nos dan alas
nos hacen volar alto
y de allí nos sueltan.
Meros anfitriones somos.
¿Por qué condenarnos 
condenar a otros
por ser poseídos 
por ideas perdedoras?
No tenemos protección.
Si una idea nos invade
nos tiñe la vista
nos filtra el oído
nos recorta la lengua.
Y ya no somos nosotros
somos instrumento de la idea
que ha hecho de nosotros su espada
o un carcelero tal vez
cazadores de otras ideas.
¿Culpables somos?
Víctimas somos.
No podemos siquiera cerrar nuestras puertas.
No sabemos por dónde entran
a poblar nuestros días
nuestros sueños
nuestras fantasías
nuestras metas.
Anfitriones somos.
Meros anfitriones.

gadsy / malva gris.