martes, 6 de agosto de 2013

Tu voz.

Tu voz es más fuerte cuando calla.
Cuando no elige,
cuando niega la palabra,
el nombre.
Castiga al no dar tu preferencia.
Latiga tu silencio, potente.
Se erige como columna
como pira de mentiras
de promesas incumplidas
y falsos juramentos.
La fuerza brutal
de la potencia sin acto,
de la elección negada.
Tu palabra en cambio,
exime de cargar con lo callado.
Habilita ignorar lo no dicho.
Por eso, tu silencio vale más que tu palabra.
Más que el nombre que señala un rumbo,
más que un signo
silencio que se yergue en multitud de signos
condenatorios
punitivos.
Tu silencio es arma.
Es lanza,
facón es,
espada.
Corta el aire en mil silencios
y expresa la ausencia
la totalidad de lo que no dicen tus palabras.
Tu silencio sentencia.
Tu silencio condena.
Y yo quisiera que un día cualquiera
todos en silencio mirando un punto
en el centro del poder
para condenarlo
como un trueno silencioso se elevara
como grito no dicho
ni un sonido.
Un único día,
en perfecto silencio
inmóvil
y cuando el tiempo parezca que se hace eterno
volverse (silenciosamente) dándole la espalda.

gadsy/malva gris.

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