martes, 20 de octubre de 2009

El tiempo.

El tiempo… el tiempo.
El tiempo se escurre
Se detiene
Se demora.
El tiempo. No yo.
No las cosas.
No los acontecimientos.
Se va en sueños
Se va en intenciones.
El tiempo se va. Yo, me quedo.
Se escurre como arena seca.
Se va con los sueños,
Con los sueños que se van,
No con los que se quedan
Quién sabe dónde.
Se va y se lleva las horas,
Los momentos felices
Y los melancólicos,
También el dolor y la pesadilla.
Se va el tiempo. Pasa.
Como el río,
Que nunca es el mismo.
Se detiene y me hace saber
Del placer y la vida,
Del hastío y del dolor.
Se demora también. Y desgarra el pecho,
Se detiene y quita el aire.
Y no respiro. Yo, no respiro.
No el tiempo. El tiempo se detuvo.
Y miró para atrás, al pasado.
El tiempo miró. No yo.
Se miró a sí mismo
En otro tiempo, que es él mismo.
Y se detuvo en su propio recuerdo
Y supo lo que era la pérdida
Y el dolor que se propaga en ella.
Y se hace hondo
Y negro como un pozo,
Como la memoria ausente,
Como el olvido.
Lo supo, pero no lo sintió. Yo, lo siento.
El tiempo pasa y se lleva lo que soy
Y lo suelta en ese pozo
En ese agujero sin memoria.
Se detiene y me muestra
Lo que fui y ya no soy,
Como el río.
Que también pasa y nunca se mira a sí mismo.
Pero es el tiempo y no yo,
El que hace estos prodigios.

Malva Gris / gadsy

Octubre - 2009
De "Poemas de Octubre"

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