jueves, 27 de junio de 2013

Sangre rezuma.

Sangre rezuma,
y traspasa el papel,
suda carmesí secuela
de los crímenes de los hombres ambiciosos.
Sangre de hombres esclavizados.
Sangre de soldados muertos
en inútiles guerras,
traicionados,
ignorados,
estadísticas de ganadores y perdedores
con bandas presidenciales o jinetas.
Sangre de milicianos
de landronzuelos
sangre exprimida a fuerza de opresión
o de los cortes de guillotina
heridas de bayoneta
de fusiles.
Desertores
rebeldes
resistiéndose a recitar el guión
que los condenaba al eterno rol de perdedores.
Y tras cada gota de sangre
otros ganaban.
Ganaban la partida,
ganaban la tierra
ganaban el favor de la ley
para seguir negando
trabajo amable
trato menos desigual
una pizca menos de abuso y una más de dignidad.
Sangre rezuma de la Historia
tras los gobiernos y sus campañas militares
tras los imperios del dinero
que se alimentan de tristes destinos malogrados
en la minas, en los campos, en los puertos,
en los burdeles, en las fábricas,
en los campos de concentración y exterminio.
Allí, tras cuyas bambalinas
fecundaron fortunas
y se compraron conciencias
cuyas monedas rodaron a sus sirvientes
panaderos
verduleros
carniceros
choferes
jardineros.
Y ellos a su vez
destinaron un parte
a los ataúdes de sus muertos
a desayunos, cenas, almuerzos
jarabes y médicos
fiestas también
y los regalos de los hijos y los nietos.
Pero allí igualmente sigue impregnada la sangre
que rezuma de tanto abuso
aunque el rodar le haya pegado el polvo del tiempo y el olvido
y sólo parezca antigua o sucia
pero no cómplice de muerte o tortura.
Aunque no se vea rezuma sangre.
Y sangre rezuma aún hoy
cuando la memoria asalta la piel
y avanza por el túnel ácido que corroe el pecho
perfora el corazón
y destroza las costillas.
Y sangre rezuma también ese recuerdo.
Fortunas de complicidad y desconsuelo.

gadsy/malvagris

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