martes, 15 de julio de 2014

Las mentiras.

Las mentiras, algunas,
las que se dicen a sí mismos
los buenos
los tolerantes
los políticos
creo que ya no me las creo.
Las medias verdades
se me aparecen flagrantes
intenciones primeras
devenidas segundas.
¿Qué haré con todos los discursos
frases bonitas
arengas bienintencionadas
llamamientos a la paz
a la unidad
fortuita
pasajera
promulgada y olvidada
que mis oídos escuchan
y sangran por los ojos
lágrimas de lava?
¿Qué haré con todos esos
no te creo
callados
retenidos en la lengua
prisionera de dientes como dagas?

Yo escuché hoy
una página nueva de un libro
poblado de ideas bellas.

Jóvenes labios las crecieron oda.

Plenos de entusiasmo
de fe malograda.

¿Y qué decirle sobre ese futuro pródigo
que quedará en el futuro eternamente?
¿Y qué decirle de su idea de lo bueno
de lo razonable
de lo justo?

¿Qué decirle de esa imagen de un bien
que no es bien para todos
sino para el todos que pueble su cabeza
un todos que no existe
no existió
ni existirá nunca?

Un todos que es otra mentira más
del lenguaje
una trampa que generaliza los objetos
en una clase
un ente
y que nunca podrá aunar a las personas.

No.
No existe un todos de gente.

¿Cómo le digo
que los todos pronunciados son mentiras,
las mentiras menos desenmascaradas de la Historia?

¿Qué decirle entonces?
Tal vez mentiras.
O nada.


gadsy / malva gris.

No hay comentarios:

Publicar un comentario