miércoles, 17 de septiembre de 2014

No sé si disimular quién soy.

No sé si sé disimular quién soy.
Y no sé si quiero.
Sé que soy una que se confunde
con el aire
las hojas envueltas de vientos
girando con el polvo
un día ventoso de otoño
(este otoño justo no fue tan ventoso).
Sé que vivo confundida y no sé si pienso
así o de otro modo,
como he leído recién
o como me enseñaron hace 30 años o más.
Sé que me confundo con la sabiduría
de los probos
y de los réprobos.
Sé que confundida
olvido desdeñar a los bastos
y adular o asentir callada
a los bienpensantes.
Me confundo,
lo único que sé es que me confunde
un dolor
como un resentimiento
como si fuera yo la réproba
la ignorante,
la atrevida.
Y no,
me dicen que no soy yo.
Me dicen que yo siempre fui obediente,
estudiosa,
respetuosa.
Y que no entiendo ninguno de los dos mundos.
(Déjenme acá con el aire que remonta pájaros.)
Yo me acuerdo que aprendí a juzgar
a criticar
pero justo se me olvida el dictamen.
Y  eso me confunde.
Tienen que decirme todo el tiempo
cómo debo pensar
porque se me escapa el distraerme con el aire
con algún pájaro
mientras la radio dice cosas importantes
juiciosas
muy graves.
Y yo me confundo
con unos pies chuecos
una panza redonda
o una sonrisa con pocos dientes
y me da risa la inocencia de ciertas poses
y las miradas perdidas de la gente
en vaya a saber qué recuerdos.
Me confundo y olvido mi papel.
Qué mal que he aprendido mis lecciones,
ahora que lo pienso.
Qué mal me salen,
que no puedo sacar las mismas conclusiones
que no puedo repetir las palabras y los gestos adecuados.
O me salen un rato y después me olvido,
me confundo con la queja de algún desdichado.
Y me brota el resentimiento,
líquido y salado quemándome los ojos.
Y me vuelvo a confundir.
-¿Soy ellos?
-No.
Estás a salvo.
Tenés casa, comida, trabajo.
Amigos, familia.
No sos ellos, los desdichados.
No te vayas con las hojas por favor,
tenés que ser alguien.
No te olvides de los bienestares
dejá que las aves vuelen su destino de plumas.
Vos acá.
Estate atenta.
Atenta a tu rol, 
a tu lugar.
Es tu turno, no te distraigas.
-¿Turno de qué?
(Y pasan las hojas haciendo remolinos
y me voy en risas maravillada
como si fuera la primera vez y tuviera cuatro años.)
Algo malo pasa conmigo.
-No me mires con reprobación. Yo me confundo.
Digo entristecida.
-Al menos que no se te note.
Tanto trabajo inútil...
Si la vida se va con los pájaros o las hojas.
Y no sé si sé disimular esto que soy.
Algo de viento creo que tengo.
Yo me voy a ir al aire cuando muera
con los pájaros, las hojas secas y el polvo.
Con la luz del sol o de la luna.
Si siempre me estoy yendo.
Tengo como una tristeza de pájaro sin alas.
Yo quisiera dejar de catalogar al mundo.
De dictaminar: esto está bien, esto está mal.
Se me desdibuja la diferencia.
Porque ya no sé cómo pienso
si es que algún pensamiento ha sido alguna vez realmente mío.
Y me confundo.
Y no sé si sé disimular esto que soy.



gadsy  / malva gris.

No hay comentarios:

Publicar un comentario