martes, 2 de octubre de 2012

Ritmos.

Nada escapa al ritmo.
El universo se dispersa o se contrae
como un latido
motor de la vida.
Así danza el universo
y nos envuelve en sus vaivenes.

Y el tiempo, 

ronda de las repeticiones
aún de aquellas
que no protagonizamos.

Los comienzos y los finales, 

engaños de la subjetividad.
Nada termina en realidad, nunca.
Todo se anuda 
con nudos fuertes o suaves
y arrastra tras de sí
las estelas
una marea
una ola.

La traza infinita 
de consecuencias
inimaginables
que un día con su presencia
importunan o redimen,
La traza desconocida
la cadena disimulada
por tantos entretenimientos
fútiles
intencionados
inocentes
perversos.

Ese ritmo de continuidades
disimuladas
que nos arrastra sin saberlo
detrás de ideas
de modas
de adhesiones y condenas.

Ese ritmo de rupturas
que nos seduce y nos brinda pausas
que justifica los virajes,
(supuestos virajes)
que nos pone de frente
a un mundo que no conocíamos.

Ese ritmo de causas

que nos dan sentido.
De palabras oídas o leídas
de teorías y escándalos
que nos sorprenden o nos anestesian.

Transidos como estamos 
de todos los ritmos,
de repeticiones, patrones, 
diálogos a lo largo de días,
meses, años, siglos, 
interlocutores que son generaciones incluso,
atravesados como estamos
de significados
así alimentamos los ritmos.

Inmersos en la danza como estamos
sin saberlo
bailamos.
Y enriquecemos la coreografía
y no somos protagonistas
jamás lo somos
lo son las generaciones, 
los siglos, 
las guerras,
las catástrofes, 
los imperios.

Ritmos ajenos
alimentados de ritmos propios, 
de nuestros latidos
respiraciones
pasos
palabras.

Nadie escapa al ritmo.

gadsy / Malva Gris.

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