jueves, 27 de septiembre de 2012

Cuando te escucho.

Cuando te escucho
renuncio a ser protagonista
abandono el primer plano
con molicie
para que nuestro diálogo
sea como un madrigal
polifónico
esperado.

Cuando te escucho
leo tus manos
tu ceño
el ritmo de tus labios
tus rictus
los vaivenes de tu cabeza
y de tus manos.

Cuando te escucho
siento también qué dice mi piel,
si respira suave el aire
o tensa
y punzada por diez mil mínimas agujas.

Cuando te escucho
sigo la danza de tus brazos
(si fueran palomas al aire)
y desconfío
de las quietudes impuestas.

Cuando te escucho
me dejo conducir por la pasión.
Y permito por un rato
que los errores de ambos
tuyos y mios
se encuentren, se miren, se rodeen.

Cuando te escucho
todo mi cuerpo hace una pausa
para presenciar tus palabras
atravesándome.
Luego un sabor,
no ya en la boca
sino en el alma
me hablará de acuerdos
o sublevaciones.

Cuando te escucho
el aire es distinto
porque trae otros significados
los tuyos
que no tienen por qué ser los míos.
Mis significados
aguardan expectantes
y se dejan conducir
o se ponen en guardia.

Yo no controlo eso.
No quiero controlarlo.

Prefiero escucharte
y al mismo tiempo
escucharme.

gadsy / Malva Gris.

No hay comentarios:

Publicar un comentario