miércoles, 16 de enero de 2013

Ayer imaginaba.

Ayer imaginaba
un instante breve y horroroso
una decisión intolerable
un quiebre en la historia del universo.
Un arma, una bala,
un rival
y una encrucijada de vida o muerte.
Mi decisión de gatillar brevísimo surco
en los pliegues del tiempo infinito.
¿Sería capaz de terminar
esa vida que en mi fantasía me enfrenta?
¿Qué vendría después en las vidas
multiplicadas del afecto
hecho mito?
¿Cuál sería al cabo más valiosa?
¿Cuál más anónima, olvidable?
¿Quién habría sido más feliz al cabo
del último instante
habiendo pensado la vida entera
resumiendo emociones
triunfos y derrotas?
Cerrar la última puerta.
¿Sería capaz, yo,
de inscribirme quizá
como verdugo implacable,
con el nombre que selló el último día
del destino ajeno?
¿Querría yo transcurrir mi vida
sabiéndome lápida
daga de hiel
tajeando pechos para siempre?
¿Podría sentir yo,
tal derecho?
Y si sin tal derecho, igualmente lo hiciera,
¿querría yo
perder mi anónimo nombre,
el premio de ser olvidada en calma?

gadsy / malva gris

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