martes, 10 de junio de 2014

La luna hoy tan luminosa.

La luna hoy tan luminosa
en el techo del universo detenida
no deja descansar al día.
No enciendas las luces.
La escalera no puede esconder sus escalones.
No tropezarás.
Su luz es más blanca que la leche
y más fría que el hielo.
Los pájaros no bordan el aire quieto
y no sé si duermen
o si, desconcertados, simplemente esperan.
Es que la luna hoy está tan tercamente blanca
tan caprichosa e intensa
que pareciera que no va inclinarse nunca
y vigilante se yergue en el cénit
sorda permanece en su quietud de cúspide.
Parece un juez
mirando implacable
los hechos
las evidencias:
aquí ha transcurrido el día con su bullicio,
aquí está ocurriendo un descanso expectante
un sueño que sospecha alguna singularidad.
El silencio es un muro de concreto
una represa
que sostiene contenidos los sonidos de la avenida
siempre rugiente y hoy, muda.
Ni un perro ladra.
Ningún murciélago sobrevuela las escasas galerías.
Ninguna ráfaga de otoño
ha batido las hojas amarillas.
Nada ni nadie se ha atrevido a desafiarla.
Es que la luna hoy tan luminosa
nos ha tomado por sorpresa.
Algo esperamos tal vez,
su voz sentenciosa,
una marejada
una tormenta de viento
un desnudar de árboles prepotente
un desmayo de plumas de palomas
cualquier señal que provenga inequívoca
de la luna
hoy, tan luminosa,
que da miedo.

gadsy / malva gris



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