lunes, 27 de mayo de 2013

Ciertas lecturas.

Ciertas lecturas deben transcurrir letra por letra.
No puede soportar mi pecho tanto dolor.
Leo guerra y veo espanto.
Y veo espanto por horas y me hierven lo ojos
y la pestilencia del aliento de esa palabra
carcome mi corazón.
Y duele,
duele tanto.
No puedo leer ciertas historias
que hablan de la desgracia como un huracán
cayendo desprevenidamente sobre los mansos
arrancándolos de la realidad
y repartiéndolos en mil pesadillas
de las que no podrán huir jamás.
Ciertas lecturas
debo hacerlas de reojo.
No puedo leer ciertas cosas de frente.
Me lastiman el ceño
y me envenenan la herida.
Todo ese dolor me corroe las venas
los párpados, los labios temblorosos.
Y no puedo evitar llorar.
No puedo evitar quebrarme
en miríada de cristales
lanzas
como una bomba de fragmentación
de hielo
de grito
de fuego.
Ciertas lecturas
deben ser concluidas como un ritual,
propiciado algo que no alcanzo a entender.
Ciertas lecturas
resultan serpentinas de letras que se yerguen como dagas
acuchillando enloquecidas mi cráneo desde dentro.
No alcanzo a entender
las cifras de la muerte
del dolor
de la miseria.
Y yo quisiera abrirme el pecho
y vaciarme toda
y arrancar todo esto que duele
y envenena
y que no hay forma de purgar
resurgiendo siempre
como un volcán
como un géiser
inesperado.

gadsy /  malva gris.

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