jueves, 15 de noviembre de 2012

Me doy cuenta.

Me doy cuenta.
¿Y qué hago con eso?
¿Acaso los que me precedieron
en este despertar
en este abrir los ojos
en este caer en la cuenta
de la complicidad involuntaria
de la ignorancia
del no querer (tal vez) enterarse,
acaso ellos
no habrán querido también
sentirse autores
de esas ideas?
Haberlas descubierto
(no importa cuándo)
por el propio elucubrar
(una y otra vez)
sin cátedras
sin entrevistas
sólo pensando
desenchando
y volviendo a pensar
y poniéndose en otro lugar,
¿acaso eso no es igual de meritorio?
Haber dedicado esas horas,
durante años
y llegar todos nosotros a lo mismo.
Y descubrir a otros diciendo las mismas cosas
y sin haber tenido el beneficio de la oficialidad,
de la idea difundida,
sino por el contrario,
de la idea subversiva, oculta, escondida.
Todos, descubrir de a poco,
que nos hemos pensado locos
equivocados
sin entender qué había de malo con nosotros
que no encajábamos
que repetíamos, industriosos, obedientes,
el buen pensar,
y con cada repetición
la rebelión creciendo dentro
gritando:
¡no, no es así!
Cuando descubro mis palabras en los libros
en panfletos
cuando veo mis pensamientos
los que oculté con vergüenza
los que mentí no creeer
los que no me atreví a aceptar propios,
un suspiro de alivio
y también de dolor
porque entonces tal vez no es un error
y no es inocente que sean así
y nos encierren en un futuro cada vez más indiferente
más negador.
Me doy cuenta
que he descubierto lo mismo que otros
y que late en mí como en otros miles
o millones
esas ideas virulentas
sagaces tal vez
clarificadas
como dos en millones de ojos
escrutadores y testigos
pero demasiado pocos
como para cambiar el rumbo.
El mundo.
El futuro como aurora mágica
en nuestras ilusiones
tal vez vanas.
Me doy cuenta
y cada día habrá algún otro
que también finalmente vea
sepa
presienta
descubra y sienta el triunfo
de la verdad
por sobre las mentiras
sostenidas por milenios
por complicidades.
Y qué con darse cuenta.
Y qué con darme cuenta
de que somos tantos y tan pocos
que ni sabemos quiénes
que ocupados trabajamos
para agotar nuestros días inútilmente.
Me doy cuenta,
y la aurora se apaga de mi sueño
se nubla
se diluye.
Somos tantos y tan pocos.
Me doy cuenta.

gadsy / Malva Gris.

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