domingo, 10 de febrero de 2013

Tormentas.

"Pero amarga es la verdad
y hay que echarla de la boca,
esconderla es necedad,
si es que al alma su hiel toca" (Francisco de Quevedo)

Ayer fue un hermoso día, 
pero algunas palabras
que se escaparon de la Historia
gestaron nubes en mi cabeza.
Ayer se desencadenó la tormenta
y me arrastró a las lágrimas
tempestuosas
negadas
escurriéndoseme en el pecho
lleno de culpas que jamás podrán ser lavadas.
Lloraba mi alma sin consuelo
por tantas vidas malogradas.

Pero la verdad sea dicha:
Igual no logro recuperar la calma
como casi siempre.
Pasarán algunos días
hasta que vuelva la alborada
a mi cabeza torturada.

(Perdón a quienes obligo a naufragar conmigo
a quienes arrastro a mis propias tempestades.
Perdón me resigno
porque calma no hallo.)

Hoy amaneció siendo un día hermoso
pero mi ánimo era guerrero
y como dice el poeta
"amarga es la verdad
y hay que echarla de la boca"
no tuve más remedio que escribir
a falta de un rival con quien emparejar
mis dolores y mis culpas
y fueron tormentosas 
(desde luego) 
mis palabras.

Recuperé algo de mí misma
aquella que puede hablar sin tempestades
y resultó buen exorcismo que echó fuera
los demonios de mi pasado cómplice.

No pudo el hermoso día
conservar su compostura
y la tormenta de mi cabeza
se figuró en nubes grises
revueltas
contorsionándose veloces
arrastradas por mis demonios,
y finalmente 
mi llanto contenido
es ahora lluvia generosa, 
mi enojo, truenos,
como fueron mis dudas la nubes fantasmales
que expulsaron al sol de la tarde
y nos robaron el atardecer luminoso.

(Perdón por hundir el sol en la negrura
por sumergirlo en el caos bendito de la tormenta.
Perdón me resigno
porque calma 
igual 
no hallo.)

gadsy / malva gris.




No hay comentarios:

Publicar un comentario