domingo, 10 de febrero de 2013

Quien se levanta cada día.

Quien se levanta cada día
y hace cada día las mismas cosas,
quien hace la misma tarea
por un mismo sueldo
y repite las mismas lecciones
en las mismas aulas 
frente a los mismos maestros
y camina las mismas calles
recorriendo los mismos caminos
poblados por los mismos rostros,
para quien es lo mismo todo
y nadia cambia pese a las leyes,
la ley, siempre fuera de sus días,
es una anécdota de otros.
Los límites de otros, 
los beneficios y el dolor de otros.

Pero un día alguien hace algo distinto
y el que se levanta todos los días
para hacer lo mismo
reir de las mismas bromas
y repetir los mismos pésames
se encuentra con algo nuevo.
Algo que no esperaba y se entera que la Ley
tal vez se interesó en su caso.
Tal vez se sienta importante o melancólico
por perder fugazmente su anonimato.
Un expediente
una puerta que se abre
o muchas otras que se cierran
una ayuda no pedida, carnada de incautos
o una inexplicable travesía por laberintos penales
que lo arrastrará a un sinfín de papeles
de firmas, abogados quizá
esperando su tajada.
Aquel que tropezó con la ley 
un día inesperado
que supo que ciertas letras
en un papel
paridas en un recinto
repleto de holgazantes
que viven también de su trabajo,
que se creen importantes
por el poder de alterar
las vidas iguales 
de los hombres y las mujeres seglares, 
y se sienten con derecho
de arrojar sobre sus iguales días
una avalancha de funcionarios
formularios
horas de espera
colas
tal vez policías incluso
rejas o aislamiento
para romper su igual rutina,   
aquel que tropezó decía,
que pisó el umbral
y se internó en la maraña
de expresiones incomprensibles
para ofrecerle o quitarle algo
en nombre de vaya a saber qué capricho, 
aquel que tropezó decía, 
tal vez no sepa
y nunca se entere
del mecanismo infausto
de acasos y considerandos
que azarosamente se hizo brazo
y le tocó el hombro
entre otros tantos.

Qué saña esa que se gesta
en ignotos motivos
y desde tan lejos, 
en la geografía o en los vínculos
extiende su brazo y tuerce
un segundo de los mínúsculos días
de una persona cualquiera
que vive siempre las mismas horas
sin más pretensiones
en paz
en calma
sin sobresaltos.

gadsy / malva gris.


 

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