domingo, 7 de julio de 2013

No soy yo.

No soy yo quien cambie el curso de la Historia.
La Historia seguirá en su inercia
prosperando
hacia el único horizonte que conoce:
sí misma.
Como la muerte la Historia no juzga
no sabe de mejores ni peores
es ella misma la senda
y no hay quien pueda cambiar eso.
Si no son los pueblos
no hay persona que pueda darle otro destino.
No soy yo.
No es tampoco nadie que conozca
o que aún no haya nacido.
Éramos todos
o ninguno,
como casi siempre.
Y todos hemos puesto nuestro pie
en alguna huella
e imprimimos la propia tal vez en barro nuevo.
Y así andando hacemos la Historia.
Con nuestro consentimiento,
nunca a nuestro pesar.
El espacio que no ocupamos
otros o nadie lo habitarán.
Y así es como, sin acuerdo,
nuestros pasos solitarios no prosperan
y son aquellos,
disciplinados,
quienes orientan su propio horizonte.
Y el otro,
aquel que aspiro
no llega de la mano de la libertad.
Éste
el que hoy tengo delante
viene arrastrado de la disciplina de los siglos.
No soy yo
quien a fuerza de cobardes intentos fútiles
quiebre ese horizonte de oropeles fatuos.
No soy yo
sin los otros.
En cambio son muchos
que con la inercia de la obediencia
me impone un futuro que no deseo.

gadsy/malva gris.

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