domingo, 7 de julio de 2013

Revoluciones.

Revoluciones como bendiciones,
anheladas,
urgentes.
Revoluciones como maldiciones,
temidas,
sospechadas.
Imposiciones de la disciplina.
Obediencia de los acólitos y los pusilánimes.
No hay revoluciones sin perdedores.
No hay ganadores sin perdedores.
Y no hay acuerdo sin discplina.
¿Qué revolución puede ser posible
si los pensamientos no se aunan?
¿Qué revolución será aquella que no tiene
un objetivo
un fin
una estrategia?
Perdidos estamos quienes pensamos
que una revolución indefinida
vendrá a redimir nuestros trabajos.
No hay revolución sin imposición.
Y no hay imposición sin sangre.
No hay revolución sin valientes
sin héroes y sin mártires.
Y no hay revolución sin cobardía.
Aquellos que se someterán a todas las revoluciones,
aquellos que querrán sobrevivir a todas las banderas
a todas las ideas
a todas las miliccias y dictadores,
esos que son el número,
la grey infiel
pragmática de la supervivencia.
Qué tristeza tan grande me abre el pecho,
se hace la noche en mi sueños,
y una oveja más de la manada ciega
saltará la cerca.

gadsy / malva gris.

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