martes, 23 de abril de 2013

Otra vez.

Otra vez el otoño con sus esperados oros.
Como una fiesta lo espero.
Y espero los pasos en la vereda,
con su letanía de crujir de hojas.
Ocres son sus palabras,
rojas también, como un vino maduro.
Fragantes de madera prematura.
Un viento arremolina las hojas caídas
y las eleva en hélices vertiginosas:
son palabras crepitantes
que con el susurro del viento
siempre impetuoso entre las ramas
inventan un contrapunto majestuoso.
Las veo girar
y la luz filtrándose tiene ese ocre
de las heridas del ocaso.
Cómo no sentir este otoño renovado
si es una fiesta prodigiosa
que me hace sospechar faunos y duendes
tras los troncos pincelados de metálico limón.
Aquí estoy yo
deseando ser hoja
y elevarme y caer rendida
y destrozarme crepitando
agonizando
con el verano.
Que el mundo detenga sus tareas
y presencie este milagro
segundos apenas.

gadsy / malva gris.

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