viernes, 13 de julio de 2012

Juicios.

No te juzgo.
No te juzgo por juzgarme.
Tal vez no me entiendas o no me entiendo.
La vida es una trama infinita
inasequible
llena de círculos
de callejones sin salida
de laberintos,
que en algún momento nos vimos
tal vez,
y no nos reconocimos.
O tal vez sí
y nos reconocimos opuestos
divergentes.
Quién sabe
tal vez pensábamos o sentíamos
las mismas cosas
y aún así nos alejamos.
O por el contrario
creíamos que estábamos de acuerdo
y nos acercamos.
Y la vorágine
de esa gran bola del desierto,
enredada
envuelta
rígida y rodante
nos hizo otra rama otra hoja.
Igual seguiremos rodando
y enredándonos
con otros,
desprendiéndonos
secándonos.
Cómo juzgarte
si somos un títere apenas
del tiempo
de las circunstancias
no elegimos nuestra historia
ésta que nos tocó en suerte
apenas podemos cambiar instantes
que creemos permanentes
que pensamos inflexiones
(y tal vez lo son y no lo notamos,
o tal vez no y nos engañamos).
Y nos creemos
ingenuamente
corregidos
malogrados
iluminados.
No te juzgo.
No me juzgo por no juzgarte.
No es que sea complaciente,
es que no sé qué hacer con las palabras
con las emociones
con las verdades que otros dicen
con las condenas
y con las redenciones.
No sé qué se hace con todo eso.
No me juzgo por no juzgarme.
Tampoco eso.

Malva Gris

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